Intentando comprar original en la era de las copias
Hace un par de meses decidí comprar unas botas para la lluvia… o bueno, el clima de Bogotá me obligó a hacerlo.
Estuve evaluando algunas opciones, pero con ningunas botas conseguía encontrar un equilibrio entre mantener mis pies secos y verme lo suficientemente profesional como para ir al trabajo con ellas.
Un buen día descubrí la marca Hunter. Demasiado pronto me di cuenta de que en Colombia no tenemos tiendas de esa marca y me desanimé un poco.
¡No tengo tanto dinero!
Busqué por todo lado y descubrí que en una tienda, cerca de la zona T, venden artículos de la marca.
Entré sin dudarlo a la tienda y la primera desventaja que encontré fue que no tenían demasiados modelos (o por lo menos, no contaban con el que yo quería).
Me decidí a probar con otro diseño pero mi asombro no me dejó medirme las botas: su precio era exagerado.
Salí de la tienda y abrí la página de la marca e hice una cuenta rápida en la cabeza para calcular el precio en pesos colombianos del modelo que quería. Me estaban cobrando casi el doble de esa cifra.
¿Demasiado bueno para ser cierto?
Decidí buscar más opciones y comencé a usar las redes sociales para lograrlo. Encontré una tienda virtual en Instagram, era de otra ciudad pero tenían envíos gratuitos.
Lo mejor fue ver el precio: era solo una fracción de lo que costaban las botas en la página oficial.
La dicha no duró demasiado, pues al recibir mis botas un par de días más tarde, la frustración se apoderó de mi: los zapatos que recibí no se veían para nada como las botas de la publicación de Instagram en la cual hice mi compra.
Me puse en contacto con el vendedor, quien con un tono burlón me preguntó si realmente pensaba que unas botas originales de esa marca costarían lo que yo había pagado. Me sentí demasiado crédula.
Usé un par de días las nuevas botas, pero su calidad no era mejor que su apariencia: esos zapatos de color verde extraño hacían un sonido muy raro cada vez que daba un paso, llamando la atención de todos. Contarles cuanto sudaban mis pies entre esos zapatos, sería asqueroso.
¡Me rindo!
Cuando había decidido darme por vencida, volví a ingresar por casualidad al navegador de mi celular y encontré abierta la página de Hunter, estaba así desde el día en el que la consulté saliendo de aquella tienda con precios altísimos.
Me quedé contemplando la foto de las botas y me di cuenta de que ahora tenían un descuento de casi 50 USD. ¿Y si las compro directamente en la página web de la marca?
Solo despachaban a Estados Unidos, y otros pocos países entre los cuales no estaba Colombia, así que comencé a buscar un casillero internacional en Google para adquirirlas.
Tenía muchas opciones, pero decidí crear una cuenta con Ultrabox debido al seguro que ofrecían por el 100% del valor de mis paquetes y los tiempos de entrega prometidos en su sitio.
Una vez creada mi cuenta, procedí a comprar mis botas, aproveché el descuento y el vendedor las entregó al día siguiente en Miami. 4 días después, ya estaban en mi casa.
La diferencia entre estas botas y las anteriores era enorme. La calidad, el color, el material… todo era incomparable.
Una semana después pedí un morral en esta misma página. Estaba segura de que lo recibiría y de que sería justo lo que esperaba. No me equivoqué.
Desde entonces he recomendado a todos mis allegados las compras online internacionales.
Comprar directamente en la página web oficial de una marca, es lo único que te garantiza la originalidad de un producto, sin pagar de más.
Autor: Camila Barrera
Si quieres enviarnos tus historias sobre compras internacionales, tips o experiencias con nuestro servicio, escríbenos al correo: admin@ultrabox.com y podría salir publicada.